Comic Sans, entre una sociedad de rechazo y otra que la necesita
Las letras con forma de cómic fueron creadas por Vincent Connare, el diseñador de Microsoft en 1994
En la actualidad, la popularidad de Comic Sans no es la mejor, ya que ha sido una de las fuentes que con el paso de los años se ha utilizado con demasiada frecuencia y fuera de su contexto original, razón por la cual se convirtió en una de las principales enemigas del buen gusto. Sin embargo, organizaciones como la Asociación Británica de la Dislexia y la Asociación Disléxica de Irlanda recomiendan el uso de esta tipografía, ya que facilita la lectura a las personas que padecen este tipo de condición.
Gracias a su diseño irregular con leves espacios entre letra y letra, permite que la persona disléxica lea textos académicos que serían indescifrables con la diagramación de costumbre. La periodista americana Lauren Hudgins, publicó en The Establishment un texto en el que cuenta cómo su hermana, que padece dislexia, fue capaz de terminar un curso de biología marina en la Universidad de Gales, en el Reino Unido, todo gracias a Comic Sans.
Existen fuentes como Open-Dyslexic y la Dislexie, creadas exactamente para personas que presentan dislexia. No obstante, muchos disléxicos aprendieron a leer y escribir mucho antes de la creación de estas alternativas y se han acostumbrado tanto a usar Comic Sans que no pueden abandonarla.
Entre el 3% y el 7% de la población mundial tiene dificultad de asociar signos gráficos a sus sonidos y significados, pero el número total de personas que presentan algún síntoma del problema puede llegar a un 20%.
Vía: pysnnoticias.com
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