Guardar silencio y escuchar. Un consejo para diseñar un mundo mejor
Sabemos que todos los clientes quieren vender, pero por qué.
El siguiente relato se basa en una conversación que tuve con una colega con quien tuve la oportunidad de conversar toda una tarde acerca de los proyectos de diseño que estaba realizando como parte de sus esfuerzos para el posicionamiento de su marca.
La tarde no podía ser mejor ya que hacía un clima bastante agradable había mucha gente en la calle y sobre todo en los alrededores donde Tania, mi colega, trabaja en su tienda galería.
Cuando llegue a su local ella ya estaba trabajando en diferentes productos como joyas, cerámica, textiles y productos editoriales, en fin, una amalgama de posibilidades creativas realizadas tanto por ella como por diferentes artistas, diseñadores y artesanos.
La conversación inició con un recuento de algunos trabajos que yo había hecho para Tania en ocasiones anteriores, sin embargo lo preponderante era hablar sobre un proceso de fotografía que estuvimos realizando para ella de cara a la publicación de su nuevo sitio web, una tienda en línea para poder llegar a nuevos mercados con su producto estrella: joyería.
Poco a poco la conversación que inició hablando de temas de diseño, producción, estrategia y creación de imagen de marca, se fue convirtiendo sin darme cuenta en un diálogo sobre tiempo, política, leyes, familia, estados de ánimo y sobre todo la preocupación por el futuro.
Para ser franco no es la primera vez que me pasa, ya que en oportunidades anteriores al reunirme con un cliente ya sea nuevo o recurrente, termino asumiendo un rol diferente al del diseñador y más parecido al de un amigo-psicólogo, que a decir verdad me ayuda a entender el porqué del proyecto más allá de sus razones comerciales y llegando a comprender incluso las motivaciones personales y los temores que tiene el cliente detrás de su proyecto.
Por ejemplo, hay clientes que desean un logotipo (aunque veces lo llamen de otra forma) porque quieren vender pero quieren vender porque necesitan dinero y necesitan dinero porque tiene necesidades que cubrir y esas necesidades muchas veces son urgencias de tipo familiar, laboral, social, monetaria, de salud, etc.
Por ello lo primero que recomiendo en mis clases es a no dirigir tanto la conversación sino dejar que el cliente devele por si mismo las razones de fondo para citarnos y así poder averiguar no cuanto guarda en sus bolsillos sino que es lo que guarda en su mente o en el corazón.
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