La 15 Bienal de Cuenca: entre el azul y lo contemporáneo

La 15 Bienal de Cuenca regresa con un concepto que busca otro rumbo, uno producto de la pandemia que propone los ejes: Cambiar el verde por el azul y El fin del fin.

Partamos por el concepto de esta edición. Bienal del Bioceno: Cambiar el verde por el azul la cual está muy ligada a la naturaleza. Al pasear por los pasillos de una de las sedes, el Museo de Arte Moderno, es claro el discurso a comunicar. Esa urgencia de cambiarnos para rescatar al planeta, tanto mental como ecológicamente.

Según el texto curatorial elaborado por Blanca de la Torre, esta Bienal a través de sus exhibiciones busca llevarte a tres ejes importantes.

Conocimiento ancestral y tradicional

Expresa la necesidad de rescatar lo ancestral y la sabiduría indígena.

El eco feminismo

Corriente del feminismo que responsabiliza al dominio patriarcal por el desgaste medioambiental y de la explotación a la mujer por su proximidad ontológica a la naturaleza. En la Bienal buscan redefinir la realidad y rescatar el conocimiento de celebraciones tradicionales como la Pachamama.

Escenarios futuribles

Se centra en el arte como un medio eficaz para construir futuros probables.

Las exhibiciones fueron humanas, melancólicas y cargadas de cuestionamientos sociales. La 15 Bienal da voz a la naturaleza y evidencia lo que los humanos hemos hecho. Narra historias que muchas veces quedan silenciadas por el ajetreo actual.

Esta edición incluso propone un cambio de color al movimiento ambiental, ya que el verde quedó en las sombras por malas prácticas como el greenwashing. Además, para ir en concordancia con todo el concepto, para la 15 Bienal de Cuenca los organizadores buscaron formas más éticas de consumo al reducir la huella de carbono en el traslado de las obras, entre otras cosas.

La Bienal contemporánea

Según la Fundación Bienal Cuenca, las primeras ediciones del evento se centraron en la pintura, pero hace más de una década ha acogido nuevos lenguajes y medios, convirtiéndose en una Bienal de Arte Contemporáneo. Este dato lo resaltó la guía mientras recorríamos los pasillos, apreciando obras increíbles, pero otras que en mi parecer eran simples y planas e incluso me llevó a preguntarme ¿por qué esto es considerado arte? En su momento la interrogante pareció absurda, ya que, si una instalación se encuentra en un museo, es arte y ya está. Pero al regresar a casa y leer me percaté que esa una característica y, a la vez, un problema del arte contemporáneo.

Hay autores quienes consideran al arte contemporáneo como vacío, entre ellos, Avelina Lesper quien en su libro El Fraude del Arte Contemporáneo lo denomina un fraude vacío que depende de las paredes de un museo para ser denominado como tal.

Según Lesper, el arte contemporáneo es arbitrario y elitista. Por un lado, es arbitrario pues carece de valor estético y todo su valor es filosófico, el cual es otorgado por un curador quien dispone que una pieza tiene ese valor o no. Depende solo de pocas personas. Por otro lado, es elitista. La persona al manifestar que lo que observa no significa ni transmite nada es tildado como ignorante, sin sensibilidad necesaria o cultura. Lo cual separa a la sociedad en quienes saben y no sobre arte.

Otros autores por su puesto lo defienden. Arthur C. Danto dijo que la belleza no es un factor a criticar, ya que, el arte contemporáneo fue disruptivo y discrepó con las academias que perseguían ese ideal de belleza, además que la decisión de elaborar algo bello recae en el artista. Lo importante es el significado de la obra.

Con esto en mente, la Bienal de Cuenca puede caer en cualquiera de estas dos apreciaciones. Es subjetivo calificar las exposiciones, además, no soy una crítica de arte, así que, fracasaría en la tarea. Sin embargo, como persona, sí puedo hablar de lo que me hizo pensar y sentir alguna de las obras, si una logra llegar con un mensaje claro, creo que es suficiente, tanto como para quien observa como para el artista y varias obras en esta Bienal lo consiguieron.

La naturaleza en la Bienal

La instalación de To see the forest standing, hace hincapié en el cuidado de los bosques y hallar maneras sostenibles a la tala de árboles, usando las voces de los AMAAIAC (Asociación del Movimiento de Agentes Agroforestales Indígenas del Estado de Acre).

Paul Rosero con su instalación El pensamiento de las plantas, muestra que se enfoca en la degradación de los ecosistemas marinos a causa de las redes de pesca abandonadas llamadas “redes fantasma” y, en ecosistemas terrestres afectados por la contaminación plástica cotidiana.

El pensamieto de las plantas. Fuente: http://paulrosero.com/index.php/portfolio/el-pensamiento-de-las-plantas-capitulo-2/

Una de las piezas más reflexivas fueron las Formas de salvar al mundo, por Glenda León. Son piezas que funcionan como una propuesta curativa y construyen otros mundos posibles. En su obra introduce elementos de pueblos andinos que resaltan la importancia de entender nuestro entorno, respetarnos, respetar a otros y ver a la tierra como un todo. Esto bajo el enfoque de cosmovisión andina.

Mientras que, los escenarios futuribles te invitan a pensar o repensar la existencia humana y su culminación. Aquí debo resaltar a la escultura Máquinas para el Fin del Mundo por Vasco Araújo, una obra que consistía en preguntas que te invitan a redefinirse como una persona más empática o adaptarse a un mundo que en un futuro quizá sea diferente a como lo conocemos.

Vasco Araújo junto a Maquinas para el Fin del Mundo. Fuente: Bienal Cuenca.

 

Redacción por: Catalina Serrano.

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Dis. Cristian Alvarracín. (KYAN) Diseñador Gráfico y Multimedia. Apasionado por el buen diseño.

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